El mundo no tiene rincón que no nos sorprenda y nos haga soñar
A lo largo de cinco continentes y 195 países la naturaleza nos sorprende con los paisajes bonitos del mundo. Representaciones vivas de la formación de la tierra, rastros que detallan cómo ha sido su evolución, y una multitud interminable de detalles que han hecho único a este planeta. Bien sea por su caprichosa orografía, por la majestuosidad de los bastos océanos, por la belleza de su vida natural o por la huella demencial que los humanos hemos dejado tras miles de años conquistando cada punto del orbe, lo cierto es que podemos sentirnos orgullosos.
Y es que no hay que hacer más que plantarse en Finisterre y pensar en cómo en la antigüedad creían que a partir de ahí solo había bestias y el fin del mundo; sentarse en el mirador del Empire Estate y sentirse empequeñecido por la evolución que el hombre ha vivido desde que fuera un mono; viajar a la sabana africana para contemplar uno de los atardeceres más estremecedores de cuantos podréis jamas imaginar; o mismamente navegar a bordo de un velero por el Cabo de Hornos a merced de los designios de Poseidón.
La belleza de la naturaleza y la hermosura del brutalismo humano
Y es que no tenemos que ir muy lejos para ver cómo cerca de casa nos encontramos también con destinos que a muchos les quitaría el hipo. Ahí tenemos por ejemplo la desolación del desierto de Tabernas, el único reconocido como tal en Europa; la belleza del nacimiento del Ebro en la Cordillera Cantábrica, con el Pico Tresmares presidiendo la escena; la impoluta belleza del Parque Nacional de Timanfaya, con su misterioso volcán; o mismamente la belleza incontestable de las calas baleares o de las Islas Cíes. ¿Puede haber algo más hermoso?
Saliendo de ahí, además, siempre nos quedará el resultado de la mano del hombre; que al igual que en los años 60 con el brutalismo arquitectónico en Europa, su hacer ha cambiado la faz de la tierra a base de cruentas construcciones, que queriendo o no, han acabado convirtiéndose en maravillas de la evolución. Ahí están la Gran Muralla China, la ciudad de Nueva York o mismamente el Partenón griego.
El mundo está a vuestro alcance
No esperéis a que pase el tren de las oportunidades y visitad el mundo siempre que podáis, lo acabaréis disfrutando. ¿Tenéis un fin de semana libre? Pues ya sabéis, reservad en un hotel de Finisterre y prepararos para disfrutar de unos días inolvidables. ¿Habrá algo más allá de los acantilados?